Con la
llegada del verano, por desgracia, no solo vivimos momentos de diversión y
felicidad junto a nuestras mascotas, sino que, por el contrario, nos debemos
enfrentar a otra serie de peligros que debemos mantener a raya.
Para ello,
es fundamental que tengamos el conocimiento necesario y la consciencia del
peligro al que nos enfrentamos.
Así que,
para que sepáis como actuar en caso de alarma...aquí os dejamos una serie de
peligros que debéis evitar a toda costa:
1.Infestación
por parásitos externos: con el calor proliferan toda una serie de bichitos que
pueden conllevar graves problemas de salud en nuestras mascotas, como son:
pulgas y garrapatas. Aunque muchos propietarios piensan que estos insectos solo
aparecen en zonas de campo, no podemos bajar la guardia en la ciudad.
En las reuniones de perretes en el
parque, en los paseos, en las salidas del gatete sin saber a dónde va...nuestra
mascota puede encontrarse con otra serie de animales que se hayan expuesto a
zonas de riesgo por parásitos. Por lo tanto, es fundamental que nuestros perros
y gatos cuenten con un buen sistema de protección: pipetas, collares o
pastillas.
Da igual el método que elijas, lo
más importante es que sea un producto eficaz y que lo vayamos renovando según
las indicaciones del fabricante.
También, muchos propietarios creen
que, debido a que con el calor aparecen más pulgas y garrapatas, solo es
necesario poner un sistema antiparasitario en los meses de más calor. Esto es
un error. Vivimos en un clima muy cálido en que hay veces que en enero podemos
estar con mangas cortas. Por lo tanto, es muy difícil dirimir cuándo hace calor
y cuándo no…y, al igual que nos pasa a nosotros, a los parásitos también. De
ahí que cada vez sea más frecuente encontrarse con pulgas y garrapatas en meses
en los que no deberían haber aparecido.
No debemos tomarnos esto a la ligera.
Las garrapatas son transmisoras de enfermedades tanto para animales como
humanos. Y las pulgas pueden reproducirse por centenas, por lo que su eliminación
es muy complicada y exige mucho esfuerzo.
Por tanto, ante la menor presencia
parasitaria, acuda a su tienda más cercana en busca de un producto
antiparasitario eficaz que pueda eliminar cualquier rastro de parásito.
2. Espigas: muy frecuentes es
verano como consecuencia de la sequedad de los campos. Estas espiguitas son muy
traicioneras pues se pegan en el pelo del animal y van moviéndose hasta llegar
a clavarse. Es muy frecuente encontrarlas entre las almohadillas de las patas,
el oído o la nariz.
Muchas de ellas se llegan, incluso,
a clavar a través de la piel y viajan a lo largo del cuerpo del perro
provocando infecciones.
Si notas que tu perro ladea mucho
la cabeza, que no para de estornudar o toser, o que le duele cuando le tocas el
oído o cualquier parte del cuerpo, no dudes en acudir al veterinario. Cuanto
más tiempo se deje sin atender más se irá introduciendo en la mascota y peor
pronóstico tendrá. En los casos más graves hay que llegar a intervenir al
animal. Algo que, con una buena prevención, podemos llegar a evitar.
Por lo tanto, hay que tratar en
estas fechas de evitar paseos por campos en los que pueda haber espigas. Pero,
junto a esto, podemos hacer otras cosas como: mantener pelado en verano a tu
mascota o recortar aquellas zonas en las que pueda engancharse una espiga como,
por ejemplo, los faldones de las patas traseras, revisar al perro con
frecuencia a lo largo del paseo para comprobar que no lleve ninguna espiga
enganchada (especialmente almohadillas u orejas) o cepillar con más frecuencia.
La previsión en estos casos es
fundamental pero también lo es el actuar de inmediato en cuanto tengamos la
sospecha de que algo no va bien.
3. Otitis: especialmente frecuente
en estos meses, sobre todo, porque es la época en la que más se bañan nuestros
peludos y es normal que les entre agua.
Por lo tanto, debemos ser especialmente cuidadosos con
la limpieza de oídos de nuestras mascotas. En el mercado contamos actualmente
con una gran variedad de productos destinados a la higiene de nuestras mascotas
y limpiarles el oído a los perretes no puede ser más sencillo.
Limpiar los oídos, al menos, una
vez en semana es fundamental para prevenir todo tipo de otitis o ralentizar, al
menos, el desarrollo de fases más agudas. La necesidad de una correcta higiene
auditiva afecta a todo tipo de perros, pero hay que ser cuidadosos,
especialmente, con los que tengan las orejas caídas pues el conducto auditivo
no está tan expuesto y esto hace que no estén debidamente ventiladas.
Si a pesar de estos consejos percibes
cualquier tipo de síntoma que pueda indicar la aparición de problemas en la
oreja, como ladeo de cabeza, picor o dolor, no lo dudes y acude cuanto antes al
veterinario, las consecuencias de no tratar a tiempo a vuestras mascotas pueden
ser muy graves.
4. Falta de apetito: la falta de
apetito es otro de los principales motivos por los que más acuden los
propietarios de mascotas a nuestra consulta.
Esto puede no ser nada, pero siempre es conveniente
que nos cercioremos de ello. Aunque bien es cierto que, en estos días, con el
calor es muy frecuente que muchas de nuestras mascotas coman menos. Esto es
debido, principalmente a que, como consecuencia del calor, nuestros perretes
permanecen más tiempo sin hacer ejercicio en un intento permanente por buscar
el fresquito. Por lo que esto hace que su demanda calórica se reduzca y, como
consecuencia, tenga menos hambre del habitual.
Sin embargo, no todas las razas ni los perros son
iguales. Por ello, hay muchos a los que nada les quita el hambre. Pero, si tu
perro no es uno de esos. No te preocupes, obsérvale, si juega, bebe y está como
siempre no tienes motivo para preocuparte, pero, de ser al contrario, pide cita
con tu veterinario cuanto antes.
4. Problemas de piel: la piel es
una de las partes más sensibles de nuestras mascotas. Si no comen un buen
pienso tendrán el pelo mucho más mate, se le caerá más y tendrán una piel más
seca, pudiendo llegar a descamarse.
Luego están los problemas de alergia, ambiental o
alimentaria. Los ácaros, que provocan calvitas en nuestras mascotas. O
enfermedades más graves como la Leishmaniosis, que provoca la caída del pelo y
aparición de pupas en la piel.
Todo ello se ve acrecentado con un ambiente más
caluroso y seco, por lo que, en estas fechas, debemos prestar mucha más
atención a la piel del animal.
Por un lado, está el pelo de la mascota: un buen
cuidado de su pelo pasa por una alimentación de alta calidad, preferiblemente
de salmón o mejorada con un suplemento de salmón o ácidos grasos omega 3,6,9),
un cepillado diario (hay que recordar que con el cambio de estación los
animales tienden a mudar el pelo) y, por supuesto, en el caso de mascotas que
requieran de pelados, mantenerlos pelados cortos a fin de que la piel traspire.
Por otro lado, se encuentra la piel seca o descamada.
En ese caso, lo primero es conocer el motivo de ese estado de la piel. En
ningún caso debemos echar ningún tipo de crema ni suavizante sin la previa
autorización veterinaria. Deberemos acudir al veterinario para que, una vez
determine la causa, sepamos si se trata de la alimentación, de la sensibilidad
de la piel, de algún parásito...etc. A partir de ahí el veterinario determinará
qué tratamiento debe seguir, normalmente a través de medicación oral y baños
con champú especial para pieles sensibles.
Junto a lo anterior, una de las causas de esta
sequedad de la piel o mal estado del pelo puede venir determinada por la
acumulación de cloro o sal. Esto sucede cuando el perro se baña en nuestra
piscina o acude en la playa. Está bien que nuestro perro se bañe pero, al igual
que con nosotros, es recomendable darles con agua a fin de quitar el excedente
de productos químicos o salitre que pudiera quedar en el animal.
6.
Almohadillas: sin duda, las grandes olvidadas en lo que respecta a nuestras
mascotas. Las almohadillas no son otras cosas que los pies e, incluso, los
zapatos de nuestras mascotas y, por lo tanto, son las grandes sufridoras de las
temperaturas extremas del suelo.
Cuando
decidimos sacar al perro, muy pocos propietarios se preocupan de la temperatura
que pueda tener el suelo, así como el nivel de rugosidad del mismo. En cuanto a
la temperatura, lo conveniente es hacer la prueba de los 5 segundos: poner la
mano en el suelo durante cinco segundos y, si no podemos mantenerla por lo que
quema el suelo, en ese caso, dejaremos el paseo para más tarde. Por otro lado,
si no quieres tener que hacer esto, siempre puedes optar por pasear al perro a
horas más fresquitas, con lo que estaremos protegiendo las almohadillas del
animal, así como al propio perro de un posible golpe de calor.
Por otro
lado, la rugosidad del suelo siempre es importante. En suelos muy rugosos, como
el asfalto, deberemos evitar que el perro corra, más aún si es un cachorro. Al
correr, nuestros perros sudan, algo que hacen, principalmente, a través de las
almohadillas, esto hace que estén húmedas y más sensibles, por lo que es
posible que se las levanten. Lo mismo pasa si el perro viene mojado de la
piscina, de algún lago…en estos casos debemos evitar que el perro ande
correteando o, como decimos, se levantará las almohadillas.
Aunque los
perros tienen un umbral del dolor muy elevado, las almohadillas son unas zonas
muy sensibles del animal, por lo que, en caso de habérselas dañado, es posible
que llegue a cojear como si se hubiera partido una pata pues, como decimos, el
daño en las almohadillas puede llegar a ser muy doloroso.
No
obstante, se trata de una zona del cuerpo que cicatriza con cierta facilidad,
por lo que, ante la existencia de una almohadilla dañada, deberemos cortar la
piel levantada con mucho cuidado, no es necesario apurar al máximo, limpiaremos
la herida con clorhexidina, aplicaremos crema cicatrizante y esperaremos a que
actúe. No es recomendable vendar las patas ya que lo ideal es que la herida se
encuentre ventilada.
Si
realizamos estas curas un par de veces al día e intentamos dar reposo al
perrete, lo normal es que, en un par de días la patita se encuentre mucho
mejor, de no ser así, no dudes en acudir al veterinario para que descarte
cualquier tipo de patología.
Por otro lado, quizás la mejor medicina sea una buena
prevención. Existen en el mercado toda una serie de productos destinados a
hidratar y endurecer las almohadillas de las mascotas. Por lo tanto,
recomendamos su aplicación, especialmente en la época de calor o frío extremos,
una vez cada dos días. Así podremos mantener las almohadillas de nuestros
perros en perfecto estado y les evitaremos un dolor innecesario.
7. Golpe de calor: sin duda de los peligros del verano,
el más mortal. El golpe de calor es como se llama comúnmente a la patología que
presentan perros que acuden a la clínica veterinaria con toda una serie de
síntomas provocados por una exposición prolongada a temperaturas demasiado
elevadas sin que el animal haya sido capaz de regular su temperatura.
Existen raza especialmente predispuestas a padecerlo,
como el bóxer o los bull dog, por ello, es más que recomendable que sepamos
reaccionar ante los primeros síntomas. Si ves que tu perro jadea mucho, está
muy caliente, no se mueve, tiene la nariz seca…es posible que esté sufriendo un
golpe de calor.
En estos casos, lo mejor es colocar toallas húmedas
sobre el animal, mantenerlo a unas temperaturas frescas y llevarle, de
inmediato al veterinario.
Lo mejor para prevenir estos golpes de calor es tener
cuidado con las condiciones en las que dejamos a las mascotas, especialmente
cuando son cachorros, ya que se deshidratan con mayor facilidad. No debemos
dejar al animal en patios o campos sin ningún tipo de sombra, siempre deben
tener a su disposición abundante agua fresca y siempre deberemos tratar de no
dejarles solos en las horas del día de especial calor. De hecho, lo más
recomendable es que el animal pasa las horas de temperaturas más altas en casa,
con nosotros, para garantizarnos que no va a sufrir del calor propio del
verano.
No obstante, existen muchas mascotas que se encuentran
vigilando parcelas y no entran en las casas. Es en estos casos en los que
deberemos asegurarnos que el animal tiene un lugar del que refugiarse del
calor, así como agua fresca. No vale con poner un cacharro con agua sin más. Esa
agua en unas horas puede estar tan caliente como si la acabásemos de hervir.
Por lo que deberemos dejar agua en abundancia y en un sitio en que se mantenga
fresca.
También recomendamos, especialmente en verano, que el accesorio
que utilicemos para el agua sea de plástico, ya que los metálicos se calientan
con más facilidad y hacen que, como consecuencia de lo anterior, el agua se
caliente más rápidamente.
Nunca debemos subestimar el golpe de calor, ni debemos
intentar mejorar la situación del perro por nuestra cuenta. Si tenemos
sospechas de golpe de calor, hay que envolver al perro en toallas húmedas y
acudir de inmediato a nuestro veterinario.
8.
Picaduras de insectos: en este apartado no nos estamos refiriendo
específicamente a pulgas y garrapatas, cosa de la que ya debemos llevar
protegidos a nuestros perros. Sino, concretamente, de la picadura de otros insectos
como avispas, mosquitos…
Normalmente
los síntomas de estas picaduras son claros a simple vista, pues suelen
hincharse aquellas zonas en las que el animal haya atacado.
Ante esta
situación, no debemos actuar por nuestra cuenta, sino que deberemos llamar al
veterinario para saber cómo proceder. Hay casos en los que la observación es suficiente,
pero, por desgracia, en la mayoría de los casos, es necesario mantener al
animal con medicación y fluidos durante algunas horas.
Tampoco
debemos ignorar estos hechos. La picadura de un insecto puede conllevar
secuelas muy graves e, incluso, la muerte del propio animal.
9. Intoxicación por exceso de agua. Esto es algo que
muchos propietarios de mascotas desconocen y es que, un exceso de ingesta de agua
puede provocar la muerte del animal. Con esto, no nos estamos refiriendo a que
debamos estar pendientes de lo que bebe el perro, sino más bien, en casos en
los que el perro se baña en piscinas o playas, que no traguen más agua de la
necesaria.
Al ingerir el animal gran cantidad de agua durante el
juego con una manguera, en los baños en la piscina, etc el nivel de sodio en la
sangre se diluye, aumentando así la hormona antidiurética. Tras esto, el cuerpo
trata de recuperar el equilibrio, y las células comienzan a acumular más
líquido en su interior. Como consecuencia de esto, los órganos se inflaman,
incluyendo el cerebro, lo cual puede causar un edema cerebral.
Los principales síntomas de una intoxicación por agua
son: movimientos erráticos en el animal, esto es, que el perro comienza a
tambalearse, perdiendo la coordinación, vómitos, exceso de saliva, ojos vidriosos,
convulsiones o dificultad para respirar.
En caso de observar alguno de estos síntomas, acude
inmediatamente al veterinario, el tiempo aproximado que tarda un perro
intoxicado por agua en fallecer es de 3 a 4 horas, por lo que es fundamental
que el veterinario le trate de inmediato a fin de evitar esa inflamación
cerebral.
Por otro lado, lo importante es la prevención. Si
sabemos que a nuestro perro le encanta el agua, deberemos tratar de evitar que
beba demasiado. No está mal que el perro juegue con el agua, siempre y cuando
lo haga con control. También es recomendable, para perros que juegan en el agua
a coger juguetes, es utilizar juguetes planos, a fin de que el perro abra lo
mínimo la boca al cogerlo y evitar así la ingesta accidental de agua.
En el caso de la playa, el tragar agua salada puede
ser perjudicial para la mascota. Por ello, deberemos tratar de tener agua dulce
a su disposición a fin de que no sienta tanta tentación de beber tanta agua.
10. Peligros de la piscina o el mar. Aunque está
estrechamente ligado al punto anterior, la ingesta excesiva del agua no es lo
único que debemos temer de los baños de nuestras mascotas en piscinas, playas o
lagos.
En el caso de piscinas, es imprescindibles que éstas
tengan un sistema fácil de salida de la misma, a fin que el perro, cuando no
quiera estar más tiempo dentro de la misma, pueda salir fácilmente. Si tenemos
piscina en casa, hacer que el perro conozca la forma de salir y entrar de la
piscina es lo primero que tendremos que hacer. Muchos perros, especialmente
cachorros, mueren por caer en la piscina y no poder salir. Por ello, que cuente
con una entrada o salida de la piscina y, como consecuencia, que sepa usarla,
es fundamental.
Por otro lado, especialmente en perros de pelo blanco
o poco pelo, debemos tener cuidado con las quemaduras del sol porque, sí, ellos
también se pueden quemar. Por lo tanto, deberemos usar una crema de protección
solar específicamente de perro o, al menos, intentar que no se pasen al sol más
tiempo del necesario.
Aunque
parezcan muchas cosas, no debemos convertirnos, por ello, en histéricos dueños
sobreprotectores. Al final, de lo que se
trata, simplemente, es de conocer todos los peligros que acechan a nuestras
mascotas, así como del modo de actuar en caso de tener que enfrentarnos a estas
situaciones. Solo así, y tirando de sentido común, conseguiremos disfrutar de
nuestros peludos este verano en las máximas condiciones de salud.
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