Ya llegó el cachorro a casa, ¿Qué hacemos ahora?

Muchos de nuestros clientes, cuando deciden incorporar un cachorro a sus hogares, acuden a nosotros para pedirnos consejo ya que se encuentran muy perdidos a la hora de tratar a ese cachorro.




Muchos, no saben si tienen que llevarlo inmediatamente al veterinario, cuánto tienen que darle de comer, de qué hay que vacunarlo... así que, en este artículo, vamos a ver exactamente qué es lo que necesitamos desde que el cachorro llega a casa.

Lo primero que tenemos que tener claro es que aceptar la responsabilidad de tener un cachorro no es una cosa temporal, sino que es un compromiso que estamos adquiriendo durante muchísimo tiempo. Por lo tanto, tenemos que intentar, en todo momento, que el animal tenga todas sus necesidades básicas cubiertas. Estas necesidades las resumimos en:

  • Salud 
  • Ejercicio  
  • Alimentación  
  • Educación  
  • Aseo

La salud del cachorro: un tema prioritario


Debemos tener controlada la salud del cachorro sobre todo en sus primeros meses, porque tienen un sistema inmunitario mucho más débil que un perro adulto.

Una de las cosas que más frecuentemente hacen los dueños de cachorros recién adquiridos es llevarles directamente al veterinario. Esto es algo que está bien cuando el animal presenta algún problema a simple vista. Sin embargo, de no ser así, esta práctica puede resultar contraproducente.

Cuando el cachorro llega a casa estamos cambiado todo su hábitat, su entorno conocido, por lo que, normalmente, llegan muy estresados. Es por eso por lo que, muchos cachorros, permanecen muy tranquilos los primeros días o, al revés, están precisamente sobreexcitados porque están muy descolocados ante la nueva situación: les hemos separado de su madre, les hemos separado de sus hermanos, y están en un sitio nuevo y desconocido. Esto les puede generar mucha inseguridad y de ahí esos comportamientos que nosotros podemos achacar a enfermedades y que es de lo más normal. Asimismo, este “estrés” también puede causarles heces más sueltas, motivo por el cual no debemos preocuparnos si no es un síntoma que se alargue más de 48hrs.

Por lo tanto, lo ideal es no someterles al “estrés” de la visita con el veterinario nada más llegar a casa. Lo ideal, en caso de que no presente ninguna sintomatología que nos haga sospechar de algún tipo de enfermedad, es esperar con él en casa durante tres cuatro días para que se acostumbre al hogar, a nuestras costumbres y a su nueva rutina. Una vez haya pasado ese tiempo prudencial, sí que sería conveniente acercarle al veterinario para efectuarle un chequeo general y comprobar que las vacunas y la desparasitación, si la tiene, estén al día y correctamente hechas.

Otra de las cosas que nos preguntan nuestros clientes cuando están en posesión del cachorro es qué vacunas hay que ponerle. Durante los primeros meses de vida del cachorro tenemos que ir poniendo una serie de vacunas que, al contrario de lo que creen muchos propietarios, no se ponen de golpe, sino que se van poniendo cada 15 días aproximadamente.

El plan vacunal como tal empezaría a partir del mes y medio de vida del animal, pero, antes de vacunar, hay que desparasitarlo. Esto es muy importante, ya que los parásitos internos pueden acabar con la vida de un cachorro, al tratarse de un animal de muy poco peso, con un sistema inmune débil. Los parásitos intestinales se alimentan de los nutrientes que está adquiriendo el perro, por lo que, de no tratarlo, podrían llegar a consumir al perro impidiendo un correcto desarrollo de la masa muscular y ósea.

Una vez correctamente desparasitado, y sin presencia de parásitos en heces durante al menos 7 días, habrá que empezar a poner todas las vacunas según el protocolo de vacunación de cada veterinario.

Junto a lo anterior, aunque el cachorrito sea muy pequeño y no salga a la calle, deberemos protegerle de los parásitos externos. Pulgas y garrapatas pueden tener acceso al cachorro a través de otros perros e, incluso, a través nuestro. Por lo que deberemos preguntar en nuestra tienda, o a nuestro veterinario, qué producto podemos utilizar. Debemos tener mucho cuidado, pues el producto a utilizar debe tener en cuenta tanto la edad como el peso del cachorro.


Ejercicio: ¿un cachorro puede hacerlo?


Hacer ejercicio es muy importante para los cachorritos ya que estos son muy enérgicos.

Durante los dos o tres primeros meses de vida, es posible que tu cachorro solo juegue durante un par de horas a lo largo del día y el resto se lo pase durmiendo. Sin embargo, a partir de los tres meses, es más probable que notes un cambio en su energía, aumentando hasta a niveles que ni creíamos posibles.

Es entonces cuando el cachorro va a requerir más que nunca nuestra atención. Por ello, es importante practicar muchos tipos de juegos y ejercicios para que se cansen.

Al principio, y hasta que no tenga puestas las tres primeras vacunas, no podremos sacar al animal a la calle, al menos pisando suelo. Por lo tanto, es muy importante el trabajo que hagamos en casa. Existen para los cachorros, un montón de juguetes y un montón de juegos que podemos utilizar y que harán que nuestro cachorrito acabe agotado, que es de lo que se trata.
 
Esto es muy importante ya que, de no quemar la energía durante el día, nos harán muy difícil dormir de noche. Es muy habitual que los cachorritos nada más llegar a casa lloren durante la noche porque hemos cambiado su hábitat: ahora están en un sitio diferente, donde todo les resulta extraño y todo les genera inseguridad. De ahí que, un error que suelen cometer muchos propietarios de mascotas, es sobreproteger al perro desde la primera noche. Es decir, nada más que llora lo cogemos en brazos, lo metemos en la cama, duermen con nosotros… Con esto, no estamos ayudando al perro, estamos convirtiéndole en un ser inseguro que en el momento en el que tenga algún tipo de miedo va a llorar o a ladrar… de ahí que, en unos meses, cada vez que nos vayamos de casa para trabajar, esto se convierta en una costumbre indeseada.

Por lo tanto, y para corregir esto desde el primer momento, lo ideal es crear espacio para él lo más confortable posible: con su camita, algún juguete… incluso es recomendable poner un reloj o poner musiquita de fondo para que el perro se encuentre acompañado.

Lo que no podemos hacer es atender al perro cada vez que esté llorando o ladre, ya que esto le puede llevar a aprender que, llorando o ladrando, va a llamar nuestra atención y eso va a hacer que llore y que ladre más.

Un truco que podemos hacer es jugar mucho con él cuando vayamos a irnos a dormir, de manera que le dejemos muy cansado y así, cuando se quede dormido, no llorará tanto al no tener fuerzas ni siquiera para llorar.
 

La alimentación: ¿qué come un cachorro?


En cuanto a la alimentación, una de las grandes dudas que tienen muchos propietarios de cachorros es: cuántas veces le tengo que dar de comer y qué le tengo que dar de comer.

En cuanto a las veces que tenéis que darle de comer, al menos durante los seis primeros meses, es conveniente que el cachorro coma tres o cuatro veces al día. Es decir, que la toma diaria que os marque el saco de pienso la repartáis entre esas veces. Esto es así porque el cachorro viene de mamar de la madre y es algo que hace a demanda, es decir, que come cuando quiere. Por lo tanto, si ahora lo llevamos a casa y nada más que le damos de comer una vez, es probable que lo haga con mucha ansiedad y luego pase mucha hambre el resto del día.

Por eso es recomendable, hasta los 6 meses, darle 3 o 4 tomas al día y, a partir de los 6 meses y hasta el año, dejarlo en tres tomas al día. A partir del año pues ya se reduce a dos tomas o, inclusa, en una.

Igualmente, tampoco es recomendable poner el pienso y dejárselo puesto todo el día. Lo ideal es servirle la toma, dejarla puesta durante 15 minutos y, si no se la come, pues la retiramos. En caso de que no se coma alguna de las tomas pues sí que podemos repartir esa dosis con las demás.

A partir de los dos meses el perro puede empezar a comer ya pienso totalmente seco. Con ello, ya estaremos cubriendo todas sus necesidades alimentarias. Por lo tanto, no es necesario complementarlo con paté ni con ningún tipo de aditivo. Ya que, si le acostumbramos a acompañar el pienso, podríamos acostumbrarle a comer el pienso solamente cuando hay paté.

En definitiva, el cachorro debe comer pienso para cachorro. No debemos darle pienso para adulto ni pienso para gatos.


Educación: ¿es el cachorro muy pequeño para enseñarle cosas?


Un perro a partir de los dos meses, y hasta los doce meses aproximadamente, es una esponja. Es cierto que, a partir de los seis meses el perro entra en una etapa de adolescente con ciertos toques rebeldes, pero, aun así, es el momento en el que más rápido aprenden.

Hay muchas cosas importantes que el cachorro debe aprender. Una de ellas, que es en la que menos piensa el propietario de la mascota, es enseñar al perro a quedarse solo.

Si desde el momento en el que llega a casa duerme solito ya estamos ayudándole a quedarse solo sin ningún tipo de problema. Pero también es recomendable, a lo largo del día, dejarle varios momentos para que el perro esté solo, para que juegue solo, que no tenga nuestra atención. Así, cuando nos vayamos a trabajar, asumirá que no estamos y no tendrá ningún tipo de problema.

Hay cachorros acostumbrados a que sus dueños estén todo el día con ellos. El problema es que, cuando el dueño se va, porque tiene que ir a comprar o porque tiene que trabajar, el perro se encuentra solo e inseguro y comienza a desarrollar conductas indeseadas.

Junto a esto, resulta interesante, también, enseñarle a estar en un trasportín porque, a la hora de llevarle al veterinario o desplazarse a cualquier lado, va a necesitar utilizar este medio de transporte.

La forma más segura de trasladar animales en coche es ir en un trasportín metido en los pies del asiento de atrás del coche. O, si es un perro más grande o adulto, en un trasportín amarrado en el maletero. Aunque también podemos llevarles en el maletero agarrados con una correa al maletero separados del habitáculo del vehículo por una red o por una reja.

Si enseñamos al perro a ir en un trasportín, le enseñaremos también a estar en una jaula, algo que nos puede ser muy beneficioso a la hora de irnos a trabajar para quedarnos tranquilos de que el animal no haga ninguna trastada. Muchos propietarios son muy reticentes a poner una jaula a las mascotas. Esto es un error muy común. Lo que debemos saber es que al perro no le pasa absolutamente nada por estar en una jaula. Lógicamente, también influye mucho el tiempo y las condiciones en que tengamos al perro encerrado en la misma. No podemos tenerle más de 6 horas y sin bebida o sin poderse mover. Pero, si le tenemos las horas precisas y con todas sus comodidades, el perro estará mucho más tranquilo, ya que son animales de madriguera, no de espacios abiertos. Por lo que, al contrario de lo que creen muchos propietarios, dejar al animal con toda la casa para él solo, con la ilusión de dejarle con todo el espacio del mundo, es un error. Cuanto más espacio les demos, más cosas habrá que le puedan dar miedo. Además, aquellos que tienen perros sueltos en casa saben que, al final, el perro se pasa todo el rato durmiendo en un rincón.

La calle es otra de las grandes preguntas: cuándo podemos sacar al perro. Pues bien, al perro podemos sacarle a la calle desde el día 1. Es más, es nuestro deber como propietarios responsables el hacerlo. Sin embargo, nos referimos a salidas controladas, es decir, salidas en las que el perro no debe pisar el suelo. Para poder sacarlo a pasear, tendremos que esperar a que hayan pasado 15 días desde que se pusiera la tercera de las vacunas de cachorro.

Mientras tanto, lo mejor es aprovechar que es pequeño y manejable para llevarle a todas partes y que se acostumbre a otros olores, a oír ruidos fuertes… Simplemente con eso, ya estamos ayudando a que el perro sea muchísimo más sociable y que nos sea mucho más fácil salir con él el día que podamos pisar el suelo.

Además de para quemar energía, uno de los motivos principales por los que hay cierta urgencia en sacar al cachorro es para enseñarle a hacer sus necesidades. Esto es algo que podemos practicar desde casa. Lo ideal es comprar al cachorro unas empapaderas acorde con su tamaño y premiar cada vez que el perro haga sus deposiciones en ella. A medida que se vaya acostumbrando podemos ir acercando la empapadera a la puerta para que vaya relacionando el pipí con la calle.

En el caso de personas que cuentan con un patio, jardín o balcón, no recomendamos enseñar al perro a utilizar estas zonas para que aprenda a hacer sus necesidades. Ya que, al final, el animal se acostumbrará a hacerlas ahí y nos encontraremos con muchas dificultades para trasladar esa enseñanza a la calle. Es posible, si le enseñamos a que lo haga en un patio, que cuando le saquemos, el animal se aguante las ganas y espere al llegar a casa para efectuar sus deposiciones. Por ello, debemos olvidarnos del jardín o el patio para que el lugar en el que haga sus cositas sea siempre el que debe ser: la calle.

Es normal que, al principio, el perro no haga sus cosas en la empapadera. Podemos ayudarle impregnando la empapadera en el propio pis, pero, además, podemos ayudar al cachorro colocándole sobre la empapadera cuando tenga ganas de hacer sus necesidades. Esto, que parece muy complicado es de lo más sencillo. Los cachorros siempre hacen sus necesidades:
 
  • 10 minutos después de comer o beber 
  • Recién levantados  
  • Después de una sesión de juegos

Por lo tanto, si estamos atentos a estos momentos, es muy fácil controlar cuándo colocar al perro sobre la empapadera.

Una vez el perrito lo tenga más o menos claro, debemos empezar a premiar cada vez que haga sus necesidades en la empapadera. Para ello, podemos utilizar el pienso de parte de su dosis diaria. Al principio podemos ir premiando cuando lo haga cerca de la empapadera y continuar premiando a medida que se vaya acercando más a ella.


El aseo: cuando manipular al animal se vuelve fundamental


Es trabajo del criador del cachorro el acostumbrar al animal a la manipulación. Esto es, que el cachorro se deje tocar las orejas, las patas, la boca. Que pongamos atención en estas cosas es algo fundamental pues, un animal que se deja manipular, no pondrá resistencia en el veterinario o en la peluquería y se evitará, con ello, que nuestra mascota se estrese más cuando se encuentre frente al profesional de ambos ámbitos.

Si la persona a la que hemos comprado el animal o el lugar en el que le hayamos adoptado no ha realizado este ejercicio de manipulación, será responsabilidad nuestra comenzar a ponerlo en práctica. Es muy sencillo, basta con que acariciemos al perro poco a poco por todas partes. Al principio basta un par de segundos, no más. Y poco a poco iremos aumentando el tiempo. Al terminar de tocarle por todos lados deberemos premiar al animal, bien con juguetes o con chuches.

Es importante no dejarse ningún lugar: cola, patas, orejas, boca, barriga… Además, en caso de perros de pelo largo o perros que vayan a necesitar acudir a la peluquería, recomendamos que, una vez que el animal esté acostumbrado a ser manipulado, empezar a acercar el instrumental que puedan utilizar en el veterinario o la peluquería. Al principio basta con que acerquemos la tijera y la hagamos sonar, o el peine, y poco a poco la iremos acercando. Si el animal se inquieta, podemos ayudarnos de chuches para que se concentre en eso y no en el ruido. Lo ideal, incluso, es poner el ruido propio de una máquina de pelar, para que no lo extrañe cuando le toque su visita a la peluquería.

Además, es recomendable que hagamos una limpieza de oídos cada 3 o 4 días. Basta con que compremos un limpiador, echemos un chorreoncito en cada oreja, cerremos la oreja dando un masaje y le dejemos sacudir la cabeza. Una vez el perro se haya sacudido, utilizaremos una gasa para limpiar todo el pabellón auricular. Si el cachorro tiene menos de 4 meses, bastará con darle con una toallita húmeda para perro y limpiar el pabellón auricular del perrete.

Junto a los oídos, tenemos que prestar atención a las uñas del perro. Al no poder salir a la calle a pasear, las uñas no se liman al andar. Por eso, deberemos hacer un corte de uñas periódico a medida que veamos que crecen demasiado. Es importantísimo acostumbrar al cachorro al cortaúñas para poder hacer esto. Por lo que deberemos seguir el método explicado anteriormente desde el primer día. Es fundamental que compremos utensilios de la mejor calidad ya que, si compramos cortaúñas o peines de mala calidad, podemos hacer daño a nuestra mascota fomentando el rechazo de ésta a este tipo de experiencias.

En cuanto al cuerpo, no recomendamos el baño antes de poner la tercera vacuna a no ser que sea estrictamente necesario. Si queremos dar buen olor o asear al animal antes de esta fecha, recomendamos adquirir un champú seco. El champú seco es como una espuma de afeitar, basta con frotárselo al perro y retirar el excedente con una toalla. No debemos bañarlo y aplicar champú porque el cachorro adquiere de la madre una capa grasa protectora que perdería con el baño. Además, en caso de tener que bañarlo, jamás recomendamos hacerlo con un champú de humano o de mala calidad, ya que el ph de la piel del perro es distinto al de la nuestra y su piel es más delicada. Si usamos el producto incorrecto, además de no conseguir el objetivo de limpieza y durabilidad que deseamos, podríamos provocar una dermatitis que debería tratar un veterinario y provocar malestar en el animal.

En definitiva, aunque creamos que son muchas cosas las que tenemos que tener en cuenta a la hora de tener un cachorro, no son tantas si las vamos normalizando desde el primer día.

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