El perro y el agua: enseña a tu perro a nadar


Con la llegada del verano, a todos nos encanta escaparnos e ir a la playa a darnos un chapuzón. Y, ¿por qué no ir con nuestras mascotas? Aprovechar el buen tiempo para ir a la playa, para hacer una ruta por zonas cercanas a los lagos, o a lo largo de riachuelos, puede ser una excelente opción gracias a la cual hacemos ejercicio con nuestro perro a la vez que le hacemos más soportable el aumento de las temperaturas.

Sin embargo, no a todos los canes les gusta el agua, aunque hay razas más predispuestas a darse un bañito, muchas de nuestras mascotas verán el agua como un enemigo del que hay que huir. 


Por eso, es más que conveniente que sepamos reaccionar ante este tipo de problema o, sencillamente, sepamos hacer ver a nuestra mascota lo divertido que puede ser bañarse y hacer unos largos.


Para empezar, es fundamental que, al igual que con los niños, el primer lugar en el que se bañe el animal sea un lugar con poca profundidad: riachuelos, laguitos o la orilla de la playa pueden ser una buena opción. No es recomendable que cojamos al perro en brazos y lo soltemos en aguas profundas para ver cómo reacciona, podríamos conseguir justo el resultado contrario al que queremos. Además, el hecho de proporcionarle un flotador al perro y animarle con palabras de cariño puede resultarnos especialmente eficaz a la hora de introducir a nuestra mascota en el arte de la natación.


Si tenemos un cachorro, todo será mucho más fácil, pues podemos jugar con su eterna curiosidad y su falta de experiencias negativas respecto al agua. En cualquier caso, la inmersión de un perro en el agua es un proceso que debemos tomar con calma, procurando que sea el propio animal el que quiera pegarse el chapuzón.

Para ello, puede resultarnos muy útil convertir el agua en un pequeño espacio con juguetes, para que comprenda que el agua es un lugar muy divertido en el que puede pasárselo bien. En Club Mascodín, contamos con toda una serie de juguetes acuáticos que harán las delicias de tu mascota, sin que tengas que preocuparte porque se hundan o se dañen, y que fomentarán sus ganas de aprender a nadar.


Como hemos dicho anteriormente, para el primer baño, es fundamenta contar con sitios poco profundos, como un riachuelo, un laguito e, incluso, una piscina de plástico. Esto potenciará la confianza del perro en sí mismo, a la vez que fomentará una experiencia agradable y que estará deseando repetir.


En el caso de decidirnos a ir a la playa, podemos optar por utilizar la orilla del mar. Podemos hacer uso de una pelota o de su juguete favorito y ponernos a jugar con nuestra mascota en la orilla, felicitándole cada vez que se vaya mojando e, incluso, cada vez que se decida a introducirse más en el agua.


Por desgracia, no todas las razas de perros están igual de preparadas para la natación, el Golden Retriever, raza de la semana, o el perro de agua, son excelentes nadadores e, incluso, pueden llegar a bucear. Sin embargo, razas como el Bulldog, resultan menos capaces. No obstante, sea cual sea la raza de tu perro, nunca debes forzarle a nadar.


Que el perro se sienta cómodo y, sobre todo, seguro, resulta fundamental cuando se le quiere enseñar cualquier cosa y, aún más, cuando se trata de la natación. Por ello, contar con un flotador canino o un chaleco salvavidas para perros puede ser una buena solución, pues hará que  el perro se sienta seguro al tiempo que le llevará a mover sus extremidades correctamente sin que se quede bloqueado por el miedo.


La presencia del guía y su apoyo es fundamental a la hora enseñar al perro a nadar. Coger al perro por la cadera, permitiéndole patalear con sus cuatro extremidades es una buena fórmula para hacer que el animal aprenda la técnica. Es importante que nos aseguremos de que el perro no se limite a mover únicamente sus patas delanteras.


Del mismo modo, animando a nuestra mascota, acariciándole y dándole  cariño haremos que nuestro perro llegue a disfrutar del nado, sobre todo durante sus primeros chapuzones.


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