Educación Canina: Diferencias entre el adiestramiento, la educación y la etología canina


A la hora de tener un perro, una de las cosas que más nos preocupan como propietarios es que el can tenga un buen comportamiento. Un perro educado nos permitirá disfrutar más de su compañía, pues no tendremos ningún problema en llevarle a cualquier parte, incorporándole a nuestro quehacer diario.
Sin embargo, a la hora de enfrentarnos a la educación del animal, muchos nos lanzamos a internet a buscar a algún profesional que pueda ayudarnos y, entonces, surge la primera duda: ¿qué diferencia hay entre un educador y un adiestrador canino?
El adiestramiento
Aunque para muchos un perro bien educado y un perro bien adiestrado sea lo mismo, realmente, no es así. El adiestrar a un animal no se refiere a enseñarle a hacer cosas como sentarse o tumbarse, aunque, bien es cierto, que el adiestramiento requiere una buena base de educación canina.
Adiestramos al animal cuando le preparamos para hacerle bueno en alguna tarea. Por ejemplo, se adiestra a perros que luego formarán parte del cuerpo de policía, de los bomberos o, sencillamente, serán utilizados como perros de asistencia. El adiestramiento se basa en el hecho de que el perro cumple con las órdenes del guía cuando se le piden y sin que el can tenga que pensar por sí mismo.
No obstante, dentro del adiestramiento podemos encontrar dos tipologías: el adiestramiento en positivo o en negativo.
Hablamos de adiestramiento en positivo cuando el perro cumple con la orden porque quiere y nosotros, como adiestradores, le premiamos por ello ya sea con un juguete, una caricia o una felicitación.
En el caso del adiestramiento en negativo, el adiestrador hace uso del miedo del animal ante el castigo el en caso de no cumplir con la orden que se le ha encomendado. El perro acaba cumpliendo la orden por obligación, sin que haya más motivación que el temor al daño físico provocado por un tirón fuerte de la correa, una descarga eléctrica o un golpe. Aunque bien es cierto que este tipo de técnicas se encuentran en desuso, aún es conveniente que, a la hora de buscar un adiestrador, estemos seguros del tipo de metodología que empleará con nuestra mascota.
La educación canina
La educación canina consiste en enseñar a nuestras mascotas a comportarse con
corrección en la sociedad, ya nos encontremos en casa o fuera de ella. Para ello, será fundamental que el animal siga unas pautas de comportamiento correctas no sólo con nosotros, sino también con otros animales o personas.
Para llevar a cabo el proceso de educación del animal con éxito es fundamental potenciar el vínculo natural que se establece entre el dueño y el perro. Desde que nuestra mascota llega a casa comenzará a crear una relación especial con los miembros que la componen, por lo tanto, será fundamental que potenciemos esa relación llevando a cabo actividades con el perro y dando los primeros pasos para su educación. Esto es muy importante pues, si no comenzamos con la educación del animal desde los primeros días, podemos ocasionar problemas de comportamiento como ansiedad por separación, agresividad, etc. Es muy importante que tengamos en cuenta que es más fácil enseñar a un animal a hacer las cosas bien desde el principio que tener que corregir manías que ya ha adquirido.
Al igual que ocurre con el adiestramiento, la educación canina puede clasificarse en positivo o negativo.
En el caso de la educación en positivo, premiaremos al animal cuando haya llevado a cabo un comportamiento adecuado, ignorándole en caso de haber hecho algo mal. Sin embargo, en el caso de la educación en negativo, castigaremos al perro cuando haya tenido una conducta indeseada.
Por ejemplo, a la hora de enseñar al cachorro a hacer sus necesidades fuera de casa, llevaremos a cabo una educación en positivo cuando le premiemos cuando lo haga en la calle y le ignoremos si lo hace en casa (en este caso incluso deberíamos recoger las deposiciones sin que el animal esté presente). En el caso de una educación en negativo, se le golpeará cuando haga sus deposiciones en casa llegando, incluso, a restregar el hocico del animal en las deposiciones.
La diferencia, en el caso del ejemplo es que, en el caso de la educación en positivo el animal acaba razonando que le conviene más hacer pipí fuera porque allí tiene recompensa. Esto es fundamental, ya que conseguirá hacer ese comportamiento más permanente que en el caso de la educación en negativo, mediante la cual sólo generaremos, miedo, inseguridad y confusión.
Otras de las dos cosas fundamentales en la educación del animal son el momento en el que debemos corregir al animal y distinguir entre el redireccionar una conducta del hacerle ver que lo que está haciendo es muy grave. Saber distinguir el "No" del "Mal" es un asunto clave para que el perro distinga entre algo que no debe hacer del haber hecho algo realmente mal, lo cual le convertirá en un perro más seguro.


En definitiva, aunque para el adiestramiento es fundamental que exista una buena base en cuanto a la educación del animal, no podemos usar los dos términos indistintamente. En la educación canina, el perro es el que aprende a distinguir cómo tiene que hacer las cosas y acaba corrigiendo los errores por propia voluntad.

Un perro educado acaba siendo capaz de pensar por sí mismo y autocontrolarse mientras que, en el caso de los perros adiestrados, estos obedecen sin saber por qué lo hacen, algo que, por otro lado, en los casos de perros policías, perros de asistencia, etc. llega a ser una ventaja.

Además de todo lo anterior, aún podemos encontrar a otro tipo de profesionales centrados en la etología canina.

Etología canina

Los profesionales de la etología canina son aquellos que se han especializado en la
conducta animal, abarcando desde la neurofisiología hasta el comportamiento animal. Estos expertos resultan especialmente útiles a la hora de encargarse de casos graves de conducta, tanto normales como patológicos (miedos, ansiedad...).

En estos casos la labor del etólogo consistirá en explorar el problema y buscar el origen del mismo, algo que sólo puede conseguir mediante la observación de la relación del animal con su entorno, además de analizar el vínculo que el perro posea con su propietario y el resto de la unidad familiar.

Por lo tanto, lo ideal para cualquier propietario de mascotas es encontrar al profesional capaz de aunar estos tres conceptos en la medida de lo posible. No obstante, la base de la educación, el adiestramiento o la etología, siempre es el vínculo que tengamos con el animal. Cuanto más juguemos con él, le saquemos a pasear y "trabajemos" su comportamiento, más fácil nos será disfrutar de él y de todos los grandes momentos que nos tiene preparados.



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