¿Cómo come un cachorro?

Una de las cosas a tener en cuenta para el cachorro es la alimentación. Que el animal se encuentre correctamente alimentado será fundamental para su salud presente y futura. 



Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que el alimento que le demos al cachorro tiene que ser un alimento de alta calidad al menos hasta los 12 meses. Aunque existen una serie de propuestas de alimentación muy baratas en el mercado de pienso para cachorros, que se presentan como grandes piensos, tenemos que tener mucho cuidado con la composición que tiene.

Durante los 12 primeros meses de vida el perro está creciendo, está desarrollando sus músculos, sus huesos… todos sus órganos, y eso lo hace gracias a los nutrientes que le aporta la comida. Por lo tanto, que el perro haga ejercicio y que coma sano y bien es lo que hace que evitemos en un futuro muchísimos problemas de salud. Muchos propietarios acuden a nuestro centro y nos comentan que el perro se alimenta de pienso de supermercado y que no tiene ningún problema, pero esto se da, por lo general, en perros jóvenes que aún no han tenido tiempo de desarrollar patologías derivadas de una mala alimentación. Sin embargo, en perros de 7 años en adelante, que ya son perros más maduros, empezamos a detectar problemas de riñón e hígado claramente relacionados con una mala alimentación durante gran parte de la vida del animal. Por lo tanto, como mínimo, hasta los 12, debemos procurar al animal un pienso de buena calidad.

También es muy importante que el pienso que le demos sea específico para cachorro. Hay marcas que tienen piensos para cachorros separados en tres etapas:

  • La etapa de bebé (que va hasta los 2 meses): en la que el animal pasa de alimentarse de la leche materna o leche de cachorro, a alimentarse con paté o pienso hecho pasta y finalmente, el pienso seco para cachorros de menos de dos meses.
  • De los 2 a los 7 meses: nuestro perrete adolescente se alimentará de pienso para cachorro de más de dos meses. 
  • De los 7 a los 12 meses: el cachorro se alimenta de un pienso para perro adolescente. Esta distinción es especialmente interesante, sobre todo, con perros de raza mediana o grande.

En cualquier caso, nunca hay que dar el pienso de adulto antes de tiempo. Incluso, en perros de raza muy grande o de raza robusta, como el mastín, gran danés, pitbull, el pastor alemán, el labrador… hasta los 15 meses pueden estar comiendo pienso de cachorro. Esto es así porque su crecimiento es un poquito más lento y pueden estar creciendo más tiempo. Además, son perros muy enérgicos y que necesitan de todo el extra de proteínas que les aporta el pienso de cachorro.

De la misma manera, al perro adulto tampoco podemos darle el pienso de cachorro porque tienen demasiada proteína, demasiado hidrato…y esto podría conllevar el engorde del perro.
 
En cuanto al sabor del pienso, éste viene determinado por la proteína del mismo, nosotros recomendamos tres sabores básicos que son los que más podemos encontrar en el mercado: el pollo, el cordero, y el salmón:
  • El pollo ayuda al desarrollo de la musculatura 
  • El cordero es para aquellos cachorritos con problemas de digestión. Esto es, cachorros que no toleran bien el pollo o tienen digestiones complicadas.  
  • El salmón es buenísimo para las articulaciones, la nutrición del pelo, mejorar la lubricación de las articulaciones, etcétera.
Sea cual sea el sabor que elijamos para nuestro cachorro, es fundamental que el pienso sea de buena calidad y el animal lo digiera correctamente. La mejor forma de comprobar esto es con las heces: si hacen demasiadas heces y/o son demasiado blandas. En estos casos, podemos probar a darle un pienso de cordero y ver si la situación mejora.



Al igual que los sabores que podamos elegir, tenemos que tener en cuenta, con la llegada del cachorro a casa, el modo en que vamos a introducir ese alimento nuevo. Normalmente, cuando recogemos al perrito el criador o dónde la protectora en la que le hayamos adoptado nos dará una muestrecita de pienso o, al menos, nos dirá que pienso le ha estado dando. Lo ideal es que, normalmente, se lo cambiemos a uno un poquito mejor. Pero, ese cambio, no puede ser de un día para otro, sino que, por el contrario, deberemos permanecer, al menos, una semanita haciendo un paso de un pienso al otro.

Al principio le damos un 75% el pienso antiguo y un 25 % el pienso nuevo, después le damos 50% /50% y así hasta quedarnos con el nuevo pienso. Con esto evitaremos problemas gastrointestinales, como la aparición de heces líquidas, y una serie de problemas derivados de un cambio de pienso brusco.

También es muy normal, en el caso de los cachorros, que los primeros días las heces sean más blanditas: porque son perros que se están moviendo mucho. Son perros muy enérgicos y, muchas veces, la propia situación mental del perro hace que las heces del animal resulten un poco blandas. En ese caso, deberemos observar durante un tiempo prudencial cómo son las heces: si observamos que el perro hace muchísima cantidad de heces y siempre son muy muy blandas deberemos procurar cambiar de pienso. Si, por el contrario, a lo largo de un día, en una ocasión la caca es blandita y el resto de veces es durita sabemos que el pienso le está sentando bien. En caso de probar a cambiar de pienso, si el animal sigue haciendo muchas heces y muy blandas e, incluso, líquidas, podríamos acudir al veterinario para descartar que sea otro tipo de problema como, por ejemplo, un problema parasitario.

Por último, en cuanto al número de veces que tenemos que dar de comer al perro, sobre todo cuando es cachorro y hasta los 6 meses, lo ideal es darle de comer unas tres o cuatro veces al día. Esto es así porque el perro viene del destete, época en la que ha estado comiendo a demanda. Por lo tanto, pasar de comer cada vez que quería, a comer una vez al día, puede provocar que el animal empiece a desarrollar ansiedad por la comida y, además, que el resto del día tenga mucha hambre.
 
Una vez sepamos cuantas veces le vamos a echar de comer, lo suyo es dividir la ración diaria recomendada por el fabricante según el número de tomas. En los sacos de pienso hay una tabla donde aparece el peso del perro de cachorro o el esperado de adulto y la cantidad que hay que darle al día. Debemos ser muy rigurosos con las cantidades y dividirla según las veces que le vayamos a echar de comer al animal.

Una vez sabemos la cantidad que corresponde por toma, le echaremos la comida y se lo dejaremos puesto 15 minutos. Si en ese tiempo el perro no se lo ha comido lo retiramos. El restante que haya podido quedar deberemos guardarlo debidamente con el resto del pienso. Debemos tener en cuenta que, muchos de los piensos, son piensos naturales y que, si los dejamos al aire libre, sin ningún tipo de protección, es muy probable que acaben perdiendo todos los nutrientes y todas sus propiedades, además de atraer bichos. Esto, al final, lo que puede conllevar es que al perro deje de gustarle el propio pienso. Si vemos que al perro no le gusta el pienso podemos probar a cambiarle también de sabor.
 
Otra cosa importante es intentar, sobre todo en los primeros años, darle de comer al animal solamente su pienso. Debemos procurar no darle chucherías ni darle nada que no sea su pienso. Solamente así podemos tener controlada la alimentación del animal y que los nutrientes que esté absorbiendo el animal sean los que requiera. Por tanto, no es recomendable darle pan ni pavo, ni productos que sean de alimentación humana porque, con ello, estamos fomentando que el perro se acabe acostumbrando a comer todo lo que vea.

En definitiva, lo ideal es que el perro consuma solamente su pienso y, si queremos complementarlo con algún tipo de lata o con algún tipo de chuches, controlar que sean chuches sanas que estén pensadas para cachorros (nunca antes de los tres meses).

Si llevamos a cabo estos consejos y recomendaciones, y seguimos estás pautas, conseguiremos que el perro crezca de forma óptima y que, cuando pasen los doce primeros meses de vida, el perro disfrute de una salud de hierro.

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