Por desgracia, para nuestras
mascotas, o para nosotros, como propietarios de mascotas, existen un gran
número de enfermedades que acechan a nuestros perretes. Por ello, debemos
tratar por todos los medios de prevenirlas, a fin de evitar el sufrimiento del
animal, así como un posible tratamiento posterior que, en el mejor de lo casos,
será costoso y, en el peor, podría ser insuficiente.
Algunas de estas enfermedades
pueden prevenirse, simplemente con efectuar una vacunación completa de nuestras
mascotas. Por lo tanto, a las tan famosas vacunas de la rabia y la
pentavalente, deberíamos añadir tres vacunas más y, con ellas, habremos
realizado la vacunación completa del perro adulto.
Estas tres vacunas serían las
siguientes:
- Tos de las perreras: quizás la más desconocida por los amantes de los perros. Se denomina así, al contrario de lo que mucha gente cree, porque protege de una enfermedad que se propaga en sitios en los que hay una gran afluencia de perros. Se trata de una patología que se caracteriza por ser muy contagiosa de unos perros a otros.
Por tanto,
aunque nuestros perros no estén en una perrera, no están exentos de contagio.
Cuando les llevamos al parque, a una guardería canina, a casa de unos amigos…si
el perro bebe de la misma agua que el resto, o jugando entran en contacto con
las mucosas del otro animal, pueden contagiarse.
Los síntomas
son muy parecidos al de un resfriado, de ahí que muchos propietarios piensen
que se trata de eso: decaimiento, tos seca
(“como si tuviera algo en la garganta”), mucosidad… En caso de percibir
alguno de estos síntomas, no debemos medicar al perro. Deberemos acudir al
veterinario para que éste ponga el tratamiento que considere oportuno.
Con la
vacuna, sin embargo, estaríamos reduciendo el riesgo de contagio. Para la tos
de las perreras existen dos tipos de
vacunas en función de la vía de administración: de aplicación intranasal (gota
a gota en orificio nasal) y de aplicación dérmica. La de aplicación nasal
comienza a ser efectiva en 72 horas, sin embargo, en ocasiones el animal es muy
nervioso y es complicada su aplicación. En este caso podemos recurrir a la
inoculada que comienza a dar inmunidad en dos semanas. La primera vez que
pongamos la tos de la perrera inoculada, debemos tener en cuenta que deberemos
repetir la dosis a los 15 días para garantizar su eficacia.
A partir de
ahí de la primera dosis, tanto de un tipo de vacuna como de otra, deberemos
repetirlas de forma anual.
En otro orden
de cosas, debemos tener en cuenta que muchas residencias caninas, debido a la alta
concentración de perros, están obligando a los propietarios a tener vacunados a
sus perros de la tos de la perrera, a fin de evitar contagios indeseados.
- Filariosis: también conocida como la “vacuna” Guardian, debido a que ese es el nombre de la marca que la desarrolló. Se trata de un antiparasitario inyectable de acción retardada. Esta vacuna es la respuesta preventiva al ataque del mosquito de la Filariosis. Un mosquito presente en zonas húmedas, especialmente en la zona de costa, aunque últimamente, se están reportando más casos en zonas de interior,como Sevilla, y de humedales.
Este mosquito
pica al perro inoculando en su interior una serie de larvas parasitarias que se
desarrollan generando una especie de gusanos que pueden englobar el corazón del
animal, pudiendo llegar a causar la muerte del mismo si no se coge a tiempo.
Por desgracia
y, debido en gran parte, al desconocimiento que hay de la enfermedad, cada vez
son más frecuentes el número de perros que acuden a consulta con dicha patología.
Por lo tanto,
lo mejor es mantener protegido a nuestro perrete todo el año poniéndole esta
vacuna. La primera vez que se la pongamos, debemos realizar un test de
filariosis al animal, que sólo necesita de unas gotitas de sangre, esto
determinará si el animal tiene o no la enfermedad y, como consecuencia,
sabremos si se puede o no vacunar.
Al igual que
el resto de vacunas, deberemos repetírsela al año, tratando de respetar al
máximo en día en que le toque ya que, de no ser así, es posible de debamos
repetir el test para garantizar que, en este tiempo, no haya sido atacado por
el mosquito.
- Leishmania: sin duda, la más conocida de las tres. Esta vacuna, al contrario de las anteriores y, frente a lo que cree la mayoría de los propietarios de perros, no es una vacuna preventiva. Es decir, la vacuna de la leishmania prepara el sistema inmune ante el ataque del mosquito de la leishmaniosis.
De este modo,
el collar o la pipeta con la que tengamos protegido a nuestro perro, se
encargará de evitar que a éste le pique el mosquito de la leishmania, evitando
su contagio. En cambio, esta vacuna
fortalece el sistema inmune del animal y en caso de ser picado por el mosquito,
no desarrollará la enfermedad o le afectará en menor medida que un animal no
vacunado. Debido a ello, la aplicación de esta vacuna, no exime de utilizar
otras medidas preventivas como puede ser el collar antiparasitario o pipetas
spot-on.
Desgraciadamente,
a día de hoy, ningún producto es capaz de proteger al 100% a nuestro perro.
Pero, en cualquier caso, de cuantas más armas protectoras dotemos al animal,
menos posibilidades tendrá de contraer una enfermedad, cada vez más controlada,
pero que puede impedir el día a día normal de nuestra mascota.
Al igual que
la filariosis, el mosquito de la leishmania es habitual en zonas húmedas,
poblaciones con ríos, mares, embalses…De hecho, Andalucía y concretamente
Sevilla, son zonas endémicas, en las que la leishmaniosis tiene una gran
incidencia.
Actualmente en
el mercado existen dos tipos de vacuna de la leishmania según la marca:
Canileish y Letifend. La primera, Canileish, lleva casi diez años en el mercado
y, aunque al principio se observaban algunas reacciones adversas, su
reformulación y su correcta aplicación hacen que casi sean inexistentes los
casos de reacción a la vacuna. Por su parte, Letifend lleva algunos años ya en
el mercado e, igual que la anterior, sin apenas casos de reacción.
Antes de
vacunar al perro de la vacuna de la leishmaniosis es obligatorio efectuar unos análisis de sangre (IFI
Leishmania) donde se ve que el animal no está infectado ni ha tenido contacto
con la enfermedad. En caso de que haya estado expuesto o salga positivo, no
se podrá vacunar y habrá que realizar otro tipo de pruebas más específicas.
Por su parte,
la Canileish requiere de una primovacunación basada en tres dosis a inocular
cada 21 días. A partir de la tercera dosis no tendremos que repetir la vacuna
hasta el año siguiente. Entonces ya se pondrá una sola dosis.
La Letifend,
por el contrario, solo requiere de una primera dosis que habrá que repetir al
año.
Al igual que
pasara con la filaria, la revacunación debe procurarse en la fecha indicada. Al
mismo tiempo, es recomendable efectuar un análisis IFI de leishmania (título de
anticuerpos) antes de la revacunación.
En definitiva, aunque estas
vacunas no son obligatorias, están destinadas a prevenir o evitar enfermedades
que están presentes en la actualidad. Por desgracia, cada vez son más el número
de perros que sufren o mueren por alguna de estas enfermedades y, esto es así,
en gran medida por el desconocimiento de un gran número de propietarios.
Por lo tanto, recomendamos
siempre la vacunación frente a todas estas enfermedades, las cuales podemos
empezar a inocular desde los seis meses de vida del perro. Así conseguiremos
proteger a nuestra mascota y disfrutar de ella el mayor tiempo posible y en las
mejores condiciones.
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