Lo que debes saber sobre...los deportes caninos: el agility

Para conseguir el equilibrio físico de nuestros perros es fundamental que estos puedan gastar las energías acumuladas durante el descanso. Para ello, una de las alternativas que tenemos como propietarios es la practica de algún deporte canino. Esta semana os hablaremos del agility, una disciplina deportiva en la que tanto el guía como el perro disfrutan a partes iguales del ejercicio, a la vez que ayuda a establecer entre ambos una conexión difícilmente alcanzable de cualquier otro modo.


El agility es una disciplina deportiva basada en la ejecución, por parte del perro, de un ciruito a base de obstáculos, diferente en cada competición, a partir de las indicaciones ofrecidas por su guía. Los obstáculos que componen las pistas están previamente numerados, de manera que el perro no sólo debe acometerlos todos, sino que debe hacerlos según el orden y el sentido marcados por la numeración.

Por su parte, la altura a la que se situarán los saltos variarán en función a la categoría de competición. Dependiendo de si compiten perros pequeños, medianos o grandes las alturas de los saltos irán modificándose para respetar siempre las medidas del animal que debe saltar, garantizando así su bienestar.

Además, existen una serie de obstáculos que deben ser ejecutados de una manera muy concreta. A estos se les denomina zonas de contacto y, en ellas, el perro debe pisar obligatoriamente con alguna de sus patas en las zonas de distinto color.

Dentro de este deporte existen varias categorías de competición en función del nivel del guía y su perro:

  • Preagility: No es un nivel reconocido oficialmente pero en él se recogen todos aquellos perros y guías que acaben de empezar a practicar este deporte. Las pistas que se preparan a este nivel de competición están compuestas exclusivamente por saltos y túneles. El nivel al que se sitúan los palos es el más bajo ya que, en este nivel de competición, pueden participar desde cachorros hasta perros adultos de cualquier raza.
  • G1: Es el primer grado oficial de competición. En él quedan recogidos todos los perros que se inician en el agility y cuentan con 18 meses. Las dos pistas que deben efectuar por día de competición estarán compuestas por cualquier tipo de obstáculo disponible.
  • G2: Es el segundo grado de competición oficial. Una vez se hayan efectuado en competición al menos tres pistas de G1 sin ningún error y dentro del tiempo establecido, se podrá pasar al siguiente nivel. En el G2, una de las pistas a efectuar en un día de competición no debe tener zonas de contacto. Si estando en este nivel el guía obtuviera los puntos necesarios, podría participar en el Campeonato de España de agility, ya sea de manera individual o por equipos.
  • G3: Es el nivel más alto de competición dentro del agility. Pueden acceder a él aquellos guías que hayan conseguido clasificarse para el Campeonato de España de manera individual al menos una vez.
El objetivo del guía a la hora de efectuar una pista con su perro debe ser que el animal ejecute la pista sin errores y dentro del tiempo máximo adjudicado por el juez para hacerla. En caso de que varios competidores lo consiguieran, quedarían mejor situados en la clasificación aquellos que hubieran ejecutado la pista en un menor tiempo.

Dentro del agility existen tres tipos de penalizaciones: las faltas, los rehuses y el tiempo. La falta se comete, por ejemplo, cuando se tira un palo de un salto o no se tocan las zonas de contacto; el rehuse se produce cuando el perro duda en acometer un obstáculo llegando a pasarlo de largo; y la penalización de tiempo tiene lugar cuando el perro hace la pista en más tiempo del límite establecido. También es posible que el perro quede eliminado si acomete un obstáculo que no le corresponde, hace tres rehuses o más, o el guía tiene algún tipo de comportamiento inadecuado hacia el animal.

El agility como disciplina deportiva puede ser practicada por cualquier tipo de perro, independientemente de su tamaño o raza. Sólo se pide que tenga un mínimo de 18 meses si se quiere competir para evitar lesiones de los animales durante el entrenamiento previo a las competiciones.

Más allá de cualquier otra consideración la práctica de este deporte es altamente recomendable para todos aquellos propietarios de perros a los que les gusta hacer cosas con su mascota o, sencillamente, posee un perro muy activo que necesita quemar energía. Con el agility conseguiremos el equilibro físico demandado por el animal, a la vez que crearemos un vínculo emocional al convertirnos en su compañero de deportes, un dueño divertido con el que pasarlo genial.

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