Lo que debes saber de...cómo proteger a mi mascota de los parásitos

Aunque el verano se va terminando , el aumento de las temperaturas ha ido favoreciendo aparición y reproducción de pulgas, garrapatas e insectos para convertirse en causa de problemas de salud para nuestras mascotas. De entre todos ellos, el insecto más preocupante, como propietarios de un perro, debería ser el conocido flebotomo, el mosquito transmisor de la temida leishmaniosis la cual, de no ser tratada a tiempo, puede llegar a causar la muerte en el animal.

Por lo tanto, sobre todo en estas fechas, deberemos hacer especial hincapié en la protección de nuestro animal frente a cualquier tipo de parásito pues en mayor o menor medida, todos ellos afectan negativamente a la calidad de vida de nuestra mascota.


Pulgas

Las pulgas es un tipo de parásito externo de aproximadamente 2 milímetros de color negro y patas largas que les permiten saltar, lo cual hace que resulte prácticamente imposible capturarlas. Se alimentan de sangre pero, a pesar de ello, son más molestas que peligrosas. Su picadura no transmite enfermedades importantes pero sí que puede llegar a irritar la piel provocando dermatitis en el caso de algunos perros.

Podemos pensar que nuestra mascota tiene pulgas, en la mayoría de los casos, si le vemos rascarse mucho y morderse la piel.

En ese caso, deberemos cepillar bien al perro, revisando su pelo y, si notamos unas pequeñas manchas negras en forma de puntitos, deberemos humedecerlas de manera que, si se vuelven rojas, son las heces de las pulgas que se han vuelto sangre.

En este caso, no dudes en llevarlo al veterinario para que allí te recomienden líquidos especiales para bañar al animal junto a pipetas o pastillas que te ayuden a prevenir la aparición de más parásitos.

Garrapatas

Las garrapatas son parásitos que pueden provocar graves enfermedades tanto en erros como en personas. Son pequeños artrópodos cuyo hábitat natural es el  campo y los animales domésticos, en los que se camuflan bajo el pelo. Eclosionan con el calor seco del verano, esperando en la vegetación para engancharse a los animales. Una ves en el animal van trepando hasta llegar a un lugar en el que se sienten cómodas para parasitar. Ahí enganchan la cabeza y empiezan a absorber la sangre de nuestras mascotas, pudiendo alcanzar un gran tamaño debido al almacenamiento de la sangre.

Sobre todo en grandes cantidades, las garrapatas pueden provocar patologías tales como anemia, problemas cutáneos, parálisis nerviosa...

A la hora de detectar enfermedades producidas por la presencia de garrapatas en el animal, deberemos estar pendiente de si el perro tiene fiebre, anemia, cojera o dolor en las articulaciones.

En caso de detectar garrapatas en el animal o notas que tu perro tiene alguno de los síntomas anteriores, deberemos acudir al veterinario para que este nos aconseje acerca del tratamiento y formas de prevención.

Como propietarios, deberemos revisar al perro, sobre todo el pelo, orejas, muslos u almohadillas, después de pasear por lugares de riesgo. Debemos tener en cuenta que el perro no va a mostrar ningún síntoma hasta que enferme, ya que las garrapatas introducen una sustancia anestésica que hace que el animal no se rasque al no sentir ningún tipo de molestia.

Le he encontrado a mi perro una garrapata ¿cómo puedo quitársela?

Si has encontrado una garrapata en tu perro, debes procurar retirarla cuanto antes, para ello, deberás seguir una serie de pasos para quitar el parásito con corrección ya que, en caso contrario, podemos dejar la cabeza aún incrustrada y provocar infecciones. Por lo tanto, a la hora de extraer la garrapata deberemos:

1.- Pulverizar al parásito con un tratamiento antiparasitario o untar a la garrapata con aceite para que, de esta forma, muera asfixiada, al no poder respirar debido a que el aceite le impide hacerlo.

2.- Una vez haya muerto, ésta debería desprenderse y caerse por sí misma, de no ser así, podemos usar unas pinzas y tirar con cuidado hasta extraerla. 

3.- Cuando ya la hayamos extraído, lo ideal es tirarla a la basura o quemarla ya que, de otro modo, podríamos estar propagando las bacterias que estos parásitos contienen en su interior.




Mosquitos

En el caso de los mosquitos, probablemente sean los parásitos menos molestos para el animal y, sin embargo, resultan los más peligrosos por transmitir enfermedades como la leishmaniosis o la filariosis, ambas enfermedades que pueden llegar a ser mortales para el animal.

Los perros que corren más riesgos de padecer alguna de estas enfermedades son aquellos que duermen al aire libre. Por lo tanto, una buena manera de prevenir la picadura de este tipo de mosquitos será alejarlos de zonas con aguas estancadas y, sobre todo, no dejarles dormir al aire libre, especialmente, en la época de calor.

Más allá de lo anterior, existen toda una serie de tratamientos preventivos que, a pesar de no garantizar al 100% la protección de nuestras mascotas, sí que pueden protegerla en gran medida. Por lo tanto, lo ideal es recurrir a este tipo de productos para tratar de evitar la enfermedad.

La Leishmaniosis
 
La Leishmaniosis es una enfermedad provocada por un parásito que invade diferentes órganos del animal provocando lesiones que, en el peor de los casos, puede llegar a provocar la muerte. Por desgracia, esta enfermedad aún no tiene cura, de manera que, si tu perro la contrae, deberá vivir con ella de por vida.

La leishmania se transmite por la picadura de los flebotomos hembras (que necesitan de la sangre para desarrollarse y poner huevos), que viven en lugares secos y buscan lugares oscuros como sótanos, zonas de escombros, agujeros de muros, o madrigueras.

A la hora de detectar la leishmania, desgraciadamente, no siempre podemos contar con síntomas evidentes y, de presentarse, lo hace cuando la enfermedad está avanzada. En esto caso, podemos observar lesiones en la piel, lesiones oculares, articulares o renales. En este caso último, aparece cuando la leishmania se encuentra en un estado muy avanzado.

Ante el menor síntoma, deberemos acudir con el perro al veterinario para asegurarnos de que los síntomas se corresponden a la leishmania y no a cualquier otra enfermedad. No obstante, lo mejor que podemos hacer por la salud de nuestra mascota es proporcionarle todos los medios de prevención posibles, ya sea a modo de pipetas, collares o vacunas.

La filariosis (Gusano del corazón)


Con la filariosis nos estamos refiriendo a la enfermedad contraída por el perro a partir de la picadura del mosquito portador de esta enfermedad. Cuando el mosquito ha absorbido la sangre de un perro enfermo, absorbe las larvas de esta enfermedad, transmitiéndoselas a otro animal sano a través de su picadura.

Al hablar de esta enfermedad, también suele hablarse del gusano del corazón. Con ello nos estamos refiriendo al gusano que se puede llegar a formar en el animal enfermo a medida que las larvas que le han sido introducidas en su organismo comiencen a desarrollarse.

Este gusano, que puede llegar a medir varios centímetros de largo, puede acabar con la vida del animal ya que, por una parte, absorbe gran parte de los nutrientes que ayudan al perro a desarrollar las actividades metabólicas necesarias para enfrentar el día a día pero, además, al ser un gusano tan grande, puede llegar a invadir órganos fundamentales para la vida del perro como el corazón o los gusanos.

Algunos de los síntomas que nos pueden hacer sospechar de la presencia de este tipo de parásitos es:

- Tos suave y crónica
- Aceleración de la respiración
- Cansancio y tristeza general
- En ocasiones falta de apetito
- Ataques durante la realización de ejercicio

De este modo, en función de cuándo detectemos la enfermedad en el animal, podremos enfrentarla de un modo u otro. Para aquellos ejemplares que sólo cuenten con larvas en su organismo, podría bastar con llevar a cabo un tratamiento a base de medicinas. Mientras que, en el caso de perros con presencia de gusanos, además del tratamiento a base de inyecciones o pastillas, podríamos tener que recurrir a la intervención quirúrgica.

En definitiva, como propietarios, nuestra labro consiste en tratar de evitar que el animal sea expuesto a este tipo de enfermedades, ya sea a través de pipetas, collares, pastillas o vacunas. De este modo, aunque no podamos garantizar al 100% la protección del perro frente a este tipo de parásitos, sí que estaremos haciendo todo lo que está en nuestra mano para garantizarle una vida lo más saludable posible.

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